Pandemia por Covid-19: el camino del duelo a la acción
- Afouteza Coaching

- 18 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 19 abr 2020
La pandemia por SARS-Cov-2, por Covid -19, ha traído mucho más que una crisis sanitaria; nos ha situado en un escenario de aislamiento social y parón económico nacional e internacional que no puede otra cosa más que generarnos miedo, angustia y ansiedad ante la incertidumbre que conlleva. Y no son esas las únicas emociones que podemos estar experimentando.
Es necesario, saludable, identificar y vivir en toda su dimensión esas emociones, pero el tiempo que nos ha regalado la pandemia no debemos despreciarlo. Es un tiempo adecuado para conocernos, a nosotros mismos y a las personas con las que convivimos, para reflexionar, analizar nuestra experiencia vital, pensar en cómo nos gustaría que fuera nuestra vida a partir de ahora y empezar a trazar una nueva estrategia para avanzar.
La capacidad de aprender es una de las auténticas fortalezas del ser humano, muchas veces infravalorada.

Pandemia por Covid-19: las fases del duelo colectivo
La pandemia se cobra cada día cientos de víctimas y todos, de forma más o menos directa, estamos viviendo un duelo. Un duelo que realmente experimentamos ante cualquier crisis, sea de la dimensión que sea y sea individual o colectiva. Y como todo duelo, tiene, según la psiquiatra suizo-estadounidense Kübler Ross, 5 fases: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Durante los meses de enero y febrero, desde España veíamos la crisis que atravesaba China por el nuevo coronavirus, como se conocía al principio, como algo muy lejano que no afectaría de lleno a nuestro país y que el impacto económico del cierre del país asiático sería residual. Incluso infravaloramos la enfermedad comparando el Covid-19 con la gripe.Si bien en este punto me gustaría incidir que lo que muchos sanitarios comparaban con la gripe no era su repercusión sino que las medidas de prevención (etiqueta respiratoria e higiene de manos) y algunos síntomas, eran iguales o similares al virus gripal.
A medida que fueron apareciendo brotes en otros países y el número de infectados empezó a crecer en España, la ira se hizo presente. Rabia por no haberlo visto venir, porque las autoridades de todos los ámbitos no actuaran con más celeridad. En esa segunda fase de rabia y en la medida en la que aumentaban los contagios de forma exponencial y percibíamos el riesgo real de contraer la enfermedad, aparecieron el miedo y el enfado. Miedo al contagio, enfado hacia uno mismo por no haber tomado más precauciones y poder estar poniendo en riesgo la salud de los más cercanos.
En la tercera etapa reaparece la negación. Negación como fórmula para afrontar la culpa y que supone la aparición de las ganas de avanzar, de hacerse cargo de la situación. Una etapa en que se empiezan a buscar estrategias para la acción. De víctimas se pasa a protagonistas.
Entramos en la fase de depresión. Los sentimientos de vulnerabilidad e indefensión se hacen presentes. Vulnerables porque el riesgo de contagio es real y elevado, vulnerables porque no podemos hacer nada para cambiar la situación, tristes porque añoramos lo que hemos perdido. En esta crisis el aislamiento social nos ha hecho conscientes de la importancia de pequeños gestos de gran valor para el bienestar: el simple hecho de salir a la calle, de ver, besar y abrazar a familiares, amigos y compañeros -algo que a lo mejor antes no hacíamos porque nos parecía innecesario o incluso "ñoño"-, y lo que es mucho peor, ni tan siquiera poder despedir a familiares y amigos fallecidos por la enfermedad de Covid-19.
Aceptar lo que ocurre, el único camino. Reconocemos la gravedad de la situación en todas sus dimensiones y empezamos a adaptarnos a la nueva realidad de quedarnos en casa. Es en ese punto cuando se disparan las ventas online de máquinas para hacer ejercicio físico, de determinados alimentos para cocinar, apreciamos las ventajas de teletrabajar, iniciamos nuevos hobbys, buscamos fórmulas para ayudar a otras personas más vulnerables... Se pasa a la acción para sobrellevar y superar la adversidad.
La aceptación conduce a la acción.
De cada situación que nos toca vivir, el 10% es el hecho en sí, el 90% es cómo decidimos vivirlo, si optamos por asumir una postura victimista y reactiva o si, por el contrario, la aceptamos y adoptamos un papel proactivo. La decisión es totalmente personal. Cada uno decide cómo vivir sus crisis, en este caso la pandemia.






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