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Complejos: cómo empezar a liberarse de ellos

  • Foto del escritor: Afouteza Coaching
    Afouteza Coaching
  • 19 ago
  • 3 Min. de lectura

¿Qué son realmente los complejos?

Un complejo es mucho más que “no gustarse” o “verse mal en el espejo”. Es una expectativa no cumplida: una idea sobre cómo deberíamos ser, cómo debería lucir nuestro cuerpo o cómo deberían percibirnos los demás.

Los complejos nacen de una valoración negativa de nosotros mismos, amplificada por factores externos como las comparaciones, los estereotipos o las opiniones ajenas. En esencia, un complejo es una herida en la autoestima: un recordatorio constante de que no nos sentimos “suficientes”.

Factores que alimentan los complejos

1. La edad

En la infancia, el aspecto físico suele tener poca relevancia. Pero en la adolescencia, la necesidad de pertenecer al grupo convierte cada rasgo en motivo de comparación.

  • El acné, el peso, la estatura o los rasgos faciales se transforman en juicios internos y externos.

  • Muchos adolescentes intentan ocultar lo que no les gusta: dejan de sonreír, se visten para tapar su cuerpo o cambian sus hábitos alimenticios.

En la adultez, los complejos adoptan otra forma: el miedo al paso del tiempo. Canas, arrugas, flacidez… símbolos naturales del envejecimiento que, bajo la presión social, se perciben como defectos.

2. El entorno social y cultural

Vivimos en un mundo que dicta estándares imposibles: piel perfecta, cuerpos esculpidos, sonrisas impecables. La publicidad y las redes sociales potencian este modelo de belleza inalcanzable.

El resultado: comparaciones injustas que refuerzan la idea de que no encajamos.

3. Las opiniones de los demás

Un comentario puede dejar huella mucho más de lo que imaginamos.

  • Un halago puede reforzar, pero una crítica, por mínima que sea, puede convertirse en obsesión.

  • Algunas personas comienzan a evitar situaciones sociales o a vigilar compulsivamente su aspecto (pesarse, mirarse en espejos, comparar su cuerpo en fotos).

Con el tiempo, este patrón desgasta la autoestima y perpetúa el complejo.

¿Qué se esconde detrás de un complejo?

En el fondo, no es el rasgo físico lo que duele, sino el significado que le damos.

  • Falta de confianza en uno mismo: creer que no somos capaces de gustar, de destacar o de ser aceptados.

  • Baja autoestima: sentir que nuestro valor depende de cumplir un estándar estético o social.

  • Necesidad de control: obsesionarnos con cambiar, disimular o “corregir” aquello que creemos defectuoso.

El complejo no está en la nariz, en el peso o en las arrugas. Está en la interpretación interna que hacemos de esos rasgos y en cómo nos condicionan para vivir.

7 pasos para empezar a superar complejos

1. Profundiza en tus valores

Pregúntate: ¿la belleza, la imagen o la aceptación social son realmente mis valores esenciales? Quizás lo que de verdad te importa sea la salud, la familia, el aprendizaje, la autenticidad… Si no es tu valor principal, ¿por qué darle tanto poder?

2. Define metas pequeñas y alcanzables

En lugar de centrarte en un cambio imposible, ponte objetivos realistas. Cada paso logrado refuerza tu autoestima.

3. Rebaja la autoexigencia

La perfección no existe. Compararte solo contigo mismo, reconociendo avances y mejoras, es una forma más sana de crecer.

4. Pregúntate si está bajo tu control

Algunos aspectos no se pueden cambiar (ej. altura). Seguir obsesionado con ellos solo resta energía. Mejor enfócate en lo que sí puedes mejorar: hábitos, cuidado personal, autoconfianza.

5. Cuida tu cuerpo y tu mente

Una buena alimentación, descanso y actividad física son formas de ganar salud y energía. El autocuidado es un recordatorio de que tu cuerpo merece respeto, no castigo.

6. Pon límites al impacto de las redes sociales

Recuerda: “nadie es tan feo como en su carnet de identidad, ni tan guapo como en Instagram”. Sé crítico con lo que consumes en redes y evita caer en la tiranía de la felicidad perfecta.

7. Practica la aceptación

El paso más complejo, pero también el más liberador: aceptarte tal como eres. Eso no significa resignarte, sino reconocer tu valor más allá de los estándares externos.

Convertir complejos en crecimiento personal

Superar un complejo no es eliminarlo de golpe, sino cambiar la relación que tenemos con él. Cuando lo miramos de frente, descubrimos que el problema no estaba en el rasgo, sino en cómo nos hacía sentir.

Trabajar la autoestima, la autocompasión y la coherencia con nuestros valores es clave para transformar esos complejos en oportunidades de crecimiento.


En Afouteza Coaching acompañamos a personas que se sienten atrapadas por complejos y que desean mirarse con más confianza, respeto y aceptación. Juntos, trabajamos para que esos pensamientos dejen de ser un freno y se conviertan en un impulso hacia una vida más plena.

Porque la verdadera belleza está en atreverte a vivir sin esconderte.

 
 
 

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