¿Sabes lo que realmente quieres en tu vida?

«Si quieres no frustrar tus deseos, tú puedes sólo desear lo que depende de ti.» Epicteto.

La pandemia por Sars-CoV2 nos ha frenado a todos en seco. Nuestra vida profesional se ha llenado de incertidumbres, nuestra vida social ha desaparecido o se ha restringido a contactos virtuales, y nuestra vida personal, exactamente igual, sin contacto físico con aquellos que más queremos y con los que no convivimos, sin besos, sin abrazos, se ha vuelto fría y liderada por el miedo, la angustia y la incertidumbre.

Tal vez podamos aprovechar este tiempo para reflexionar sobre nuestra vida y nuestros deseos, sobre lo que realmente es importante para cada uno de nosotros. Tal vez sea buen momento para conectar con nosotros mismos y tomar perspectiva y reflexionar. Se trata de "sobrevolar" la vida que hemos llevado hasta ahora y valorar cuán de equilibradas estaban las diferentes áreas vitales antes de la pandemia y los confinamientos. Esa toma de perspectiva y esa reflexión debe centrarse, también, en descubrir y valorar qué recursos tenemos dentro de nosotros, qué hábitos reman a favor de lograr lo que queremos y determinar todo aquello que no necesitamos. Y esto último es tan relevante como todo lo anterior; las cargas innecesarias restan y suponen un lastre que nos impide avanzar.

Se trata de determinar qué necesitamos de verdad para que nuestra vida sea un viaje dirigido por nosotros mismos, donde cada uno de nosotros es el único protagonista de su vida.

Y aunque pueda parecernos egoísta, no lo es; si no somos capaces de estar bien, de tener equilibrio en todas las áreas de nuestra vida, de tener herramientas para gestionar las adversidades, no estaremos en condiciones de conectar y atender a los demás.

¿Cómo descubrir lo que realmente queremos?

Pero para que podamos ir hacia lo que queremos en tu vida primero es necesario saber qué queremos. Como decía Séneca: "para el que no sabe a qué puerto encaminarse, ningún viento es el suyo."

• Comienza por lo que te comentábamos anteriormente: tomar perspectiva y analizar con detalle la situación actual.

• Después pregúntate: ¿qué quiero? Piensa en ello pero con la premisa de que solo conseguimos aquello que estamos dispuestos a hacer todo lo que está en nuesa mano para lograrlo.

• Plantéate las siguientes cuestiones:

  • ¿Qué has hecho que te haya acercado a lo que quieres?

  • Si no has hecho nada para conseguir lo que quieres: ¿Para qué no has llevado a cabo tu plan de acción? ¿Qué beneficios has obtenido al no hacerlo?

  • Si has puesto en práctica tu plan de acción: ¿Qué resultados has obtenido?

  • Si no has obtenido los resultados que esperabas: ¿Qué te ha impedido conseguirlo?

  • ¿Cuánto de importante es conseguir lo que quieres?

  • ¿Para qué quieres conseguirlo?

  • ¿Cuánto de comprometido/a estás con tus objetivos?

  • ¿Cómo de realistas son tus objetivos? Contestar estas preguntas nos ayudará a identificar si de verdad sabemos lo que queremos y cuánto estamos comprometido para llevarlo a la práctica a pesar de las dificultades.

• Es posible que no tengamos claro qué queremos en nuestra vida, quizás no tengamos una vocación clara o un sueño que cumplir. Cuando esto ocurre suele deberse a que no hemos estado viviendo nuestra vida. Nuestra vida ha estado dirigida por otros, principalmente por las figuras de apego, por los padres, los amigos o la pareja. Nuestra vida se ha centrado en actuar y hacer aquello que agradaba a los otros para ser aceptados, queridos, o por comodidad. Cuando las respuestas a la preguntas anteriores no son claras, plantéate la pregunta en otro sentido:¿qué no quieres en tu vida?

• Es importante en todo este proceso prestar atención al cuerpo, algo a lo que no estamos especialmente acostumbrados. Ver cómo se refleja en el cuerpo aquello que vamos pensando, qué emociones nos genera y dónde la sentimos. En algunos casos el cuerpo grita lo que la mente calla, aunque no le hacemos caso.

• Valora lo que te aleja y te acerca a tus objetivos. ¿Qué  te acerca a lo que quieres? ¿Qué te aleja de lo que quieres? ¿Cuál de esas corrientes es más fuerte?

• Puede ser que las corrientes, los vientos que nos hacen avanzar hacia lo que queremos sean nuestros sueños, nuestra vocación, lo que nos pide el cuerpo, cubrir una necesidad, las circunstancias... Entre las corrientes que nos alejan de lo que queremos y que no empujan hacia la situación de partida pueden estar nuestros miedos, los debo, las quejas, la búsqueda de seguridad, la comodidad... ¿Cuántas veces nos quejamos de algo que no nos gusta pero no hacemos nada por cambiarlo y nos sentimos atrapados en ello? ¿Qué beneficios logramos al quejarnos sino actuamos, si no asumimos responsabilidades? A veces sacrificamos de manera continuada lo que de verdad queremos por nuestro trabajo, los hijos, los padres, la pareja, etc. hasta que ya no sabemos ni lo que queremos de verdad, ya que anteponemos los intereses de los demás a los nuestros propios para ser queridos, aceptados, etc. ¿Para qué anteponemos los intereses de los demás a los nuestros? ¿Cuándo vamos a pensar en nosotros y en lo que queremos? Si en lugar de decir debo…. decimos quiero… ¿qué cambia?

¿Cuánto te vas a arrepentir de no salir de tu zona de confort?

Si los vientos que tiran de nosotros hacia lo que queremos son más fuertes venceremos a aquellos que empujan a quedarnos anclados en la situación actual, saldremos de nuestra zona de confort. Pero si son los miedos, los debo, las excusas, la seguridad o también la inseguridad, la comodidad los que toman el timón de nuestras vidas no iremos demasiado lejos, permaneceremos en la zona de confort. En estos casos es positivo plantearse si nos vamos a arrepentir de no haber tomado la iniciativa.

El coaching es un proceso que nos guía para descubrir aquello que realmente queremos y por lo que estamos dispuestos a salir de nuestra zona de confort, a asumir dificultades y comprometernos para alcanzarlo.